Con las fiestas navideñas, se acercan fechas en las que solemos caer en excesos nutricionales nada recomendables para nuestra salud, dejando de lado, además, de los buenos hábitos alimenticios la tan necesaria práctica de ejercicio.

Por ello, los profesionales debemos alertar en estas fechas de los peligros del sobrepeso y la obesidad, una patología con unas cifras alarmantes que crecen a nivel mundial. En 2016, más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y más de 650 millones eran obesos, según datos de la Organización Mundial de la Salud, organismo que recuerda que cada año mueren como mínimo 2,8 millones de personas a causa de la obesidad y el sobrepeso.

A nivel nacional, el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) estima que la obesidad afecta al 21,6% de la población de entre 25 y 64 años, y el sobrepeso a un 39,9%, siendo por sexos más alto este porcentaje en hombres que en mujeres. Unas cifras muy elevadas, más aún si tenemos en cuenta las graves consecuencias que el exceso de peso tiene sobre la salud, entre otras: aumento de las cardiopatías, apnea del sueño, diabetes mellitus, incremento del colesterol, osteoartrosis, gota, e incidencia sobre el aumento de algunos tipos de cáncer, como el de mama y endometrio.

Por ello, es necesario que tomemos conciencia de los riesgos que encierra la obesidad y la prevengamos con una alimentación sana y equilibrada y la práctica diaria de ejercicio físico. Así, y según recomienda la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, tomaremos un mínimo de tres piezas de frutas al día, dos o más raciones de verduras y hortalizas (una de ellas al menos en ensalada o crudas), aumentaremos el consumo de legumbres a lo largo de la semana (mínimo tres platos a los que no añadiremos grasas como las de los compangos de las fabadas), elegiremos el pescado y las carnes magras (pavo, pollo, conejo) frente a las carnes rojas, procesadas y embutidos, de las que disminuiremos su consumo, y usaremos aceite de oliva como principal grasa para cocinar.

Decir adiós al sedentarismo es también una de las recomendaciones prioritarias para preservar y mejorar nuestra salud, tanto física como mental. Caminar todos los días al menos media hora, utilizar las escaleras en lugar del ascensor y practicar una actividad física adecuada y controlada (los excesos nunca son buenos) son hábitos que además de a controlar nuestro peso nos ayudan a combatir el estrés y mejorar nuestra concentración, entre otros beneficios.

Con todo, hay quienes requieren de una ayuda extra para combatir la obesidad y los profesionales tenemos herramientas que les pueden ayudar. La última es el Balón Elipse. Se trata de un balón intragástrico que se coloca sin necesidad de procedimientos invasivos: sin anestesia, ni laparoscopia, ni quirófano. El procedimiento tan solo requiere de 15 minutos.

El dispositivo tiene la forma de una pequeña cápsula que se ingiere por la boca y, una vez en el estómago, se llena a través de un tubo con hasta 550 ml. de líquido. Pasados cuatro meses, y una vez ha cumplido con su función terapéutica, se desinfla y su contenido se vacía expulsándose a través de las heces.

Previamente a su implantación, se recomienda el tratamiento con una serie de fármacos que evitan los vómitos y después, y mientras se lleve el dispositivo, resulta interesante tomar inhibidores de la bomba de protones, tipo omeprazol o derivados.

Durante el primer día, el paciente únicamente podrá ingerir líquidos, pero a partir de ahí podrá ir tomando alimentos blandos hasta llegar paulatinamente a llevar una dieta normal. Eso sí, su buen funcionamiento dependerá en parte del paciente, ya que aunque el balón causa sensación de saciedad se deberá reducir la cantidad de alimento ingerida, por lo que es importante llevar un control en las comidas para que sea efectivo.

Los resultados indican una pérdida de peso promedio de entre 15 y 20 kilogramos, además de una mejoría en los niveles de triglicéridos, hemoglobina HbA1c (prueba sanguínea de diabetes tipo 2) y una reducción de 8 cm en la circunferencia de la cintura.

Aunque el balón prácticamente no causa efectos secundarios ni conlleva riesgos, está contraindicado en:

• Embarazos y períodos de lactancia.
• Pacientes con patologías psiquiátricas.
• Consumo de drogas y de alcohol.
• Hernias de hiato de gran tamaño y Reflujo Gastroesofágico activo.
• Patologías digestivas como úlceras o varices esofágicas.
• Intervenciones previas de la cavidad gástrica.
• Las contraindicaciones de cualquier intervención endoscópica.

Con todo, queremos incidir en que estas herramientas, como el Balón Elipse, no sustituyen a una dieta sana y equilibrada y a la práctica de ejercicio, dos medidas que señalamos como imprescindibles en la preservación de la salud, sino que son un complemento indispensable. Y recordar que siempre que deseemos seguir una dieta de adelgazamiento deberemos acudir a un profesional de la salud para que nos asesore y haga un seguimiento de la misma.