Según los datos ofrecidos por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) en 2008 se diagnosticaron en el mundo 199.627 nuevos casos de melanoma cutáneo, de los cuales 3.602 ocurrieron en España.

Globalmente, el melanoma cutáneo no es un tumor muy frecuente, representa el 1,6% del total de los cánceres que se diagnostican en el mundo, con diferencias muy notables entre países de alta y baja renta. El 80% de casos ocurren en América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Europa, siendo en algunos países como Australia y Nueva Zelanda el segundo cáncer con mayor incidencia. En España, solo en las mujeres aparece entre los diez cánceres más frecuentes, y es más frecuente en las mujeres, 5,6 frente a 4,8 por cien mil en hombres.

Un reciente estudio realizado en Cataluña muestra que este cáncer es el que ha experimentado el mayor incremento en los últimos veinte años, particularmente en las mujeres.

El melanoma es uno de los tumores malignos con mayor supervivencia. Según el estudio EUROCARE-4, que ha analizado los datos de 83 registros de cáncer de población de 22 países europeos, la supervivencia de los pacientes con melanoma maligno a los cinco años del diagnóstico es del 81,6%, con poca variabilidad entre países. Sin embargo, es el responsable de más mortalidad (dos terceras partes de las muertes por cáncer de piel). España presenta una de las tasas más bajas de incidencia y mortalidad en melanoma de Europa. No obstante, se trata de una de las enfermedades de mayor auge en nuestro país.

Factores de riesgo

En el caso concreto del melanoma se pueden distinguir una serie de factores de riesgo y la condición hereditaria que se da en el melanoma familiar.

  1. Exposición solar: existe una relación directa entre radiación ultravioleta (UV) y el melanoma con el antecedente de quemaduras solares (el factor de mayor riesgo) y con la exposición solar recreativa (más si es intensa e intermitente).

La evidencia de que la incidencia de melanoma puede disminuir si se reduce la exposición solar y se incrementan las medidas de fotoprotección parece consistente, pero es aún limitada por la carencia de estudios a largo plazo.

  1. Fuentes artificiales de radiación UV: La radiación UV artificial, es un factor carcinogénico importante. Se ha demostrado que el empleo de lámparas de radiación UV, tanto con fines terapéuticos (PUVA) como cosméticos (rayos UVA) aumenta el riesgo de melanoma, concretamente el uso de lámparas de bronceado antes de los 30 años de edad lo aumenta un 75%.
  2. Exposiciones ocupacionales: Algunos trabajos pueden tener un un aumento débil de riesgo como son aquellos con exposición a radiaciones ionizantes, campos electromagnéticos de baja frecuencia, trabajos relacionados con la industria del petróleo, pesticidas o policloro- bifenilos, etc.
  1. Dieta: Se ha descrito una asociación positiva débil entre riesgo de melanoma y talla/ peso corporal, no debida al aumento de la superficie cutánea y de la que se desconoce la causa.
  1. Edad y sexo: El melanoma aparece con mayor frecuencia en adultos jóvenes. La edad media de presentación es de 55 años, aunque puede variar. Así aunque los sitios de presentación más comunes son el tronco en hombres y las piernas en mujeres, los melanomas de extensión superficial suelen afectar más a personas jóvenes, mientras que la forma nodular y el léntigo maligno, y la localización en cabeza-cuello, ocurre más en sujetos mayores.
  2. Fenotipo: El rasgo más importante asociado a melanoma es la presencia de nevos melanocíticos. Los nevos melanocíticos, nevus pigmentados o pecas, son lesiones cutáneas benignas muy frecuentes que se encuentran en la práctica totalidad de la población. Son proliferaciones (tumores) benignas derivadas de los melanocitos, las células responsables de la pigmentación normal de la piel. Pueden ser lesiones planas o con relieve, y pueden tener un color variable desde sonrosado o color carne a morado, marrón oscuro o negro. El número de nevos melanocíticos que desarrolla una persona a lo largo de su vida es variable (con una media de 20 a 50) y se encuentra influenciada por factores genéticos y ambientales (especialmente el grado de exposición solar a que ha sido expuesta la piel). Los individuos con más de 100 nevos comunes tienen siete veces más riesgo de padecer melanoma que aquellos con menos de 15 nevos. Aún se continúa investigando para determinar el gen o genes implicados en esta susceptibilidad.
  3. Tipo de piel: otro de los rasgos asociados con el melanoma incluyen la piel clara con dificultad para broncearse, color de pelo pelirrojo o rubio, color de ojos claro y un elevado número de pecas. El riesgo de estas personas de desarrollar melanoma es aproximadamente dos veces superior al de la población general y, en ocasiones, se pueden observar varios casos de melanoma en miembros con este rasgo de una misma familia.
  4. Melanoma familiar: Un 10% de los casos presenta agrupaciones familiares siendo esta característica el riesgo individual más significativo de esta enfermedad.