Hablábamos en un post anterior sobre la tiroides y cuál es su papel dentro del organismo.  Como en cualquier órgano del cuerpo, un mal funcionamiento de la tiroides puede desencadenar problemas.

Las patologías más frecuentes por culpa de fallos en esta glándula son:

Hipertiroidismo. Se desencadena por un exceso de actividad de la glándula, que produce más hormonas de las que el cuerpo necesita. Es más habitual en mujeres, mayores de 60 años o en individuos que ya han sufrido problemas en la tiroides.

Los síntomas más habituales son
– cambios de humor
– alteración del sueño
– nerviosismo
– intolerancia al calor
– latidos irregulares
– diarrea
– fatiga, dificultad respiratoria,
– problemas dermatológicos
– cambios menstruales
– temblor de manos
– pérdida de peso o bocio (agrandamiento del cuello como si estuviera hinchado).

Los tratamientos que se suelen emplear son medicamentos antitiroideos, yodo radiactivo para destruir la glándula y frenar el exceso de hormonas o la extirpación de la tiroides. En estos dos últimos casos , se deberá administrar un tratamiento farmacológico permanente para sustituir la función de las las hormonas tiroideas.

Hipotiroidismo. La baja actividad de la tiroides genera un problema de ralentización de las funciones.

En este caso, son motivos de alarma
o el cansancio
o la somnolencia
o el estreñimiento
o la depresión
o la piel seca
o el engrosamiento y la caída de pelo
o la sensación de frío y los dolores musculares
o menstruaciones más frecuentes y el aumento de peso por retención de líquidos.

También es más común en las mujeres y los mayores de 60 años. En este caso, se emplean fármacos para reponer la hormona tiroidea.

Cáncer de tiroides. Aunque es poco frecuente, en España se diagnostican 3.000 casos nuevos al año. Generalmente, son las propias células productoras de hormonas tiroideas las que generan tumores, concretamente de dos tipos: carcinomas papilares y foliculares de tiroides.
Ser mujer, tener de 25 a 65 años, ser de origen asiático, tener familiares con enfermedad tiroidea o haber recibido radioterapia en el cuello o la cabeza son factores de riesgo para el cáncer de tiroides.
Entre los tratamientos más frecuentes están la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia, el yodo radioactivo y las terapias dirigidas.

Nódulos tiroideos y bocio. Los nódulos son pequeños bultos en la tiroides bien por un quiste, es decir, un tumor no canceroso líquido; un tumor benigno sólido (adenoma) o un tumor canceroso.
En el caso del bocio, se trata de un abultamiento de la glándula que se suele producir por falta de yodo, algunos fármacos, factores hereditarios, la enfermedad de Graves-Basedow y tiroiditis (inflamación de la tiroides).

Las mujeres vuelven a ser las grandes damnificadas, así como las personas de más de 40 años y aquellos individuos con antecedentes familiares. Los tratamientos actuales engloban desde el yodo radiactivo, cirugía y suplementos de la hormona tiroidea.

No dejes de consultar con tu especialista ante la duda, porque siempre es mejor descartar de entrada la enfermedad o diagnosticarla de forma temprana.