Ya hemos hablado en otros post acerca del Balón Elipse, un balón intragástrico que se coloca en unos 15 minutos sin necesidad de procedimientos invasivos: sin anestesia, ni laparoscopia, ni quirófano.

Del tamaño de una cápsula, este balón se ingiere y, una vez en el estómago, se llena a través de un tubo con hasta 550 ml. de líquido. Pasadas unas 16 semanas, en las que su acción terapéutica habrá concluido, el balón se degrada y se expulsa a través de las heces.

Los resultados indican una pérdida de peso promedio de entre 15 y 20 kilogramos, además de una mejoría en los niveles de triglicéridos y hemoglobina HbA1c (prueba sanguínea de diabetes tipo 2) y una reducción de ocho centímetros en la circunferencia de la cintura.

Pero en esta ocasión quiero hablar de este balón para unirme a lo manifestado por el Grupo Español de Trabajo para el Tratamiento Endoscópico del Metabolismo y la Obesidad (GETTEMO) en una carta al editor publicada en la Revista Española de Enfermedades Digestivas. En ella, este Grupo se posiciona defendiendo las innovaciones en el tratamiento endoscópico del paciente obeso “siempre dentro de un protocolo adecuado y de una Unidad Multidisciplinar”.

Que la implantación de este balón sea llevada a cabo por “médicos con un amplio conocimiento gastrointestinal, experiencia previa en balones y conocimientos básicos en radiología”, así como que cualquier complicación deba poder ser resuelta endoscópicamente de forma “rápida y eficaz”, es algo que personalmente también suscribo. Estamos obligados a velar por la máxima seguridad del paciente.

Para ello, para garantizar esa máxima seguridad y poder solventar “eficazmente” potenciales complicaciones, GETTEMO insiste en que debe exigirse “un estudio endoscópico previo, su implantación (o supervisión) por un endoscopista bariátrica y la disponibilidad de un Servicio de Urgencia Endoscópica”.

Para acabar, me gustaría recordar que, aunque el Balón Elipse prácticamente no causa efectos secundarios ni conlleva riesgos, está contraindicado en:

  • Embarazos y períodos de lactancia.
  • Pacientes con patologías psiquiátricas.
  • Consumo de drogas y alcohol.
  • Hernias de hiato de gran tamaño y RGE activo.
  • Patologías digestivas como úlceras o varices esofágicas.
  • Intervenciones previas de la cavidad gástrica.
  • Las contraindicaciones de cualquier intervención endoscópica.

Los profesionales dedicados a la atención de patologías como el sobrepeso o la obesidad deseamos reiterar la necesidad de recodar a la población que nada sustituye a una dieta sana y equilibrada junto con la práctica de ejercicio para preservar la salud y el peso.