Con el verano llega el aumento de las temperaturas, sudamos más y si no conseguimos recuperar toda la pérdida de líquido, esto afecta a nuestro organismo generando alteraciones como puede ser el estreñimiento. El estreñimiento se puede definir como la dificultad para defecar asociado a la expulsión de heces secas y de escaso volumen, pero ventoseando normalmente. 

Se considera que la realización de menos de tres deposiciones semanales es estreñimiento. Esta alteración puede manifestarse de forma aguda y/o crónica. El agudo es puntual y suele estar asociado a cambios repentinos como un viaje, cambio de entorno, por ejemplo desplazamiento a un hotel o apartamento de verano….. El crónico habitual es el más frecuente y suele darse en mujeres mayores de 60 años.

¿Por qué se origina el estreñimiento y empeora en verano?
El verano, con el cambio de hábitos y costumbres y el incremento de la pérdida de líquido produce el entorno adecuado para que este trastorno se produzca con mayor frecuencia. Es importante beber de forma continuada y en pequeñas cantidades, aunque no tengamos sed, ya que éste es el primer síntoma de que el proceso de deshidratación ya ha comenzado.
¿Cómo prevenirlo?
Podemos hablar de varios consejos generales que toda persona debería seguir, sobre todo si es propensa al estreñimiento:
– mantener los hábitos que tenemos durante el resto del año
– realizar dieta variada rica en fruta y verdura
– beber líquidos suficientes que repongan lo que se ha perdido
– realizar ejercicio físico en las horas más frescas del día
– en el caso de encontrarse en el proceso, se recomienda disminuir la ingesta de grasas y evitar las bebidas alcohólicas hasta que el estreñimiento remita
– acostumbrar al cuerpo para buscar un hueco a lo largo del día para “ir al baño”