Hoy quiero dedicar el post a una bacteria de la que seguramente todos han oído hablar y que causa la mayoría de las gastritis crónicas y de las úlceras, tanto de duodeno como de estómago. Una bacteria que se estima que tiene dos tercios de la población mundial, que se coge en la infancia, y que muchos desconocen que portan porque no causa síntomas. Pero aunque en la mayoría de quienes tienen la infección por Helicobacter pylori no presentan síntomas, se calcula que uno de cada 10 portadores desarrollará una úlcera por su causa.

Una parte de los infectados por Helicobacter Pylori comienza a notar dolor o ardor en el abdomen, náuseas, dolor abdominal que se agudiza con el estómago vacío, distensión abdominal, eructos frecuentes e incluso pérdida de apetito. Es entonces cuando acuden a un médico.

Ya hemos dicho que la infección por Helicobacter Pylori se coge en la infancia, en la mayoría de los casos, y rara es la vez que se infecta en la edad adulta. Esta se puede coger por agua o alimentos contaminados o por el contacto con heces, aunque en los países desarrollados el contagio más probable se produce por vía oral (contacto de boca a boca) o gastro-oral, por ejemplo, a través de los vómitos.

Para evitar riesgos e intentar prevenir la infección por Helicobacter Pylori debemos: lavarnos las manos después de usar el baño y antes de comer, tomar alimentos preparados adecuadamente y beber agua de fuentes seguras. Aunque a veces es complicado concienciar a los más pequeños de que sigan estas pautas.

Una vez adquirida, la infección se mantiene, excepto que se realice un tratamiento antibiótico adecuado, que le prescribirá el especialista al que acuda. Si este es efectivo, volver a contraer la bacteria será algo excepcional.

En el caso de las personas que no presentan sintomatología digestiva, es innecesario que acudan al médico para que les diagnostiquen la infección, ya que esta no implica riesgos. Solo en el caso de presentar sintomatología, el especialista valorará el tratamiento a seguir.

Si el paciente ha tenido molestias o dolor de estómago durante un largo periodo de tiempo, pero no tiene una úlcera asociada, el especialista puede decidir buscar la infección y tratarla antes de practicar una gastroscopia, que queda reservada a casos especiales y a aquellos en los que sigan las molestias tras seguir el tratamiento erradicador.

Para buscar la infección, se suele recurrir a la prueba del aliento, el método de detección más fiable. El paciente solo tendrá que beber un líquido con sabor a limón y soplar por un pequeño tubo. Eso sí, pregunte antes de realizarse esta prueba, ya que requiere de cierta preparación, como no tomar antibióticos durante los 30 días previos a la prueba ni antisecretores (por ejemplo, omeprazol) durante los 15 días previos. Además, 8 horas antes de la prueba le pedirán que no tome sólidos, líquidos ni tabaco.

En caso de que el resultado sea positivo para Helicobacter Pylori, el tratamiento conjuga dos antibióticos y un fármaco que se administrarán durante entre 7 y 10 días. Con este se suele erradicar la bacteria en casi todos los pacientes, de otro modo su médico valorará indicar un segundo tratamiento o practicarle una gastroscopia.