La apendicitis cuando evoluciona a peritonitis. Síntomas y detección
La apendicitis se la conoce por la inflamación de un pequeño saco pegado al intestino grueso, llamado apéndice. Esta inflamación suele deberse a que éste se encuentra bloqueado por heces, un cuerpo extraño o, en raras ocasiones, por un tumor.
Esta enfermedad afecta a un 7% de la población entre 15 y 25 años. Sus síntomas pueden variar y a veces puede ser difícil identificarla en niños pequeños, ancianos y mujeres en edad fértil.
El primer síntoma más común es el dolor en la boca del estómago y a veces alrededor del ombligo, para luego localizarse en el lado derecho inferior que pasa de ser leve a más agudo y grave y puede acompañarse de esta sintomatología:
- Inapetencia
- Náuseas
- Vómitos
- Fiebre baja
El dolor tiende a desplazarse a la parte inferior derecha del abdomen y a concentrarse en un punto directamente sobre el apéndice llamado el punto de McBurney. Esto ocurre con mayor frecuencia pasadas 12 a 14 horas después del comienzo de la enfermedad.
Síntomas de la apendicitis aguda
El trastorno evoluciona a una apendicitis aguda cuando se produce la rotura o perforación del apéndice. El agravamiento no se identifica en un primer momento ya que el dolor cede y rebaja su intensidad pero en poco tiempo vuelve de forma brusca y con mayor virulencia. Los síntomas a la palpación son más evidentes y el paciente suele tender a la contracción abdominal.
El dolor tardío puede empeorar al caminar, toser o hacer movimientos súbitos y puede acompañarse de estos síntomas:
- Escalofríos y temblores
- Diarrea
- Fiebre
- Náuseas y vómitos
No obstante hoy en día no es necesario esperar a la presencia de todos estos síntomas para llegar a un diagnóstico, ya que puede suponer haber perdido lamentablemente el tiempo, tiempo que urge y debe de aprovecharse para operar al paciente.
La evolución de la apendicitis.
Rara vez ocurre una apendicitis aguda con perforación repentina. Por lo general se acompañan o se relacionan con horas de evolución. La perforación suele ocurrir después de que la enfermedad ha progresado por varios días.
Si la evolución de la apendicitis no se trata, pasaremos a entrar en una fase descrita como de shock séptico, que aparece cuando existe una infección severa que llega a producir cambios en la circulación sanguínea afectando a los pulmones, riñones, hígado y cerebro, e incluso el fallecimiento del paciente. El antiguo “cólico miserere”.