Los tratamientos contra la obesidad se reinventan: nuevo balón intragástrico ingerible y excretable
La evolución de las terapias contra el sobrepeso y la obesidad es imparable en los últimos años. De hecho, uno de los últimos tratamientos que más ha revolucionado el abordaje de la obesidad desde hace cuatro años ha sido el balón intragástrico (tipo Obalon). Apostamos por él porque que presenta ciertas ventajas sobre los balones clásicos. Sobre todo, como bien sabéis, porque permite su colocación mediante la ingesta de una simple cápsula. Este hecho implica: sin anestesia, sin endoscopia, sin riesgos ni efectos secundarios. El balón se ingiere y posteriormente se insufla en el estómago.
Pues bien, me parece que muy a corto plazo, vamos a poder ofreceros la posibilidad de ayudaros con un nuevo avance. Se trata del «Balón Gástrico Excretable». En nuestro afán para buscar el tratamiento de la obesidad sin cirugía, creemos que esta es una de las apuestas más definitivas.
El fin del procedimiento es:
- Reducir el volumen o capacidad del estómago.
- Obtener la saciedad con una ingesta menor.
- Cortar el círculo vicioso de hambre y ansiedad habitual en la dieta restrictiva.
Por supuesto, esto no indica olvidar la necesidad de seguir una dieta sana y equilibrada, seguir comiendo bien y consumir menos calorías de las necesarias en el día a día. Y, sobre todo, junto a todo ello recordar que el ejercicio físico es imprescindible.
Actuación del balón
Ocupa un espacio de 400 – 500cm3,m, por lo que causa saciedad por su volumen y su peso; pero debemos retirarlo o programarse su excreción, para que no dañe el estómago como consecuencia de una permanencia demasiado prolongada. Esta es su principal limitación.
Aunque existen balones de distinta durabilidad, el tiempo óptimo de su permanencia en el estómago es de 3 a 7 meses.
Este nuevo balón gástrico es sencillo, no invasivo, no requiere el uso de endoscopia para su colocación o extracción, ni sedación anestésica, ni estancia en el hospital.
Se implanta con tan sólo tragar una pequeña cápsula bebiendo agua, con control radiológico y, una vez, en el estómago se rellena con suero fisiológico.
A las 16 semanas aproximadamente, se acaba de deshacer una valvulita que permite su vaciado y se excreta por las heces.
Así pues, ante esta simplicidad y si, con 16 semanas de ayuda, el paciente es capaz de perder todo el peso sobrante y de cambiar los hábitos de vida, quedan pocas dudas para que los especialistas en obesidad comencemos a recomendarlo y usarlo en nuestros pacientes.