El verano está llegando a su fin y con él las disfrutadas vacaciones. Han sido días de descanso, de desconexión, pero también, seguramente, en un buen número de casos de excesos alimentarios. Como especialistas sabemos que el periodo estival no suele ser un momento en el que los pacientes deseen someterse a tratamientos antiobesidad y, también, conocemos que, precisamente, pasado el estío muchas personas se plantean cuidar su cuerpo y recuperar su figura.

La ciencia, afortunadamente, está dando pasos de gigante en este campo proporcionando a los especialistas nuevas herramientas eficaces y seguras. La última de ellas es el conocido como balón elipse, de la que ya os hemos hablado en otras ocasiones dada su relevancia. Se trata de un balón intragástrico que se coloca sin necesidad de procedimientos invasivos.

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Es decir, sin anestesia, sin laparoscopia, sin quirófano, prácticamente sin efectos secundarios y riesgos. Es un dispositivo en forma de cápsula lo suficientemente pequeña como para poder ser ingerida por boca y con un pequeño catéter adosado. Una vez en el estómago, el balón puede llenarse a través del tubo con hasta 550 ml. de líquido, tras lo cual el pequeño catéter es retirado.

A los cuatro meses y una vez cumplida su función terapéutica, el balón se deshace en su zona superior, se vacía su contenido y se expulsa por las heces.

Creemos firmemente que este sistema contribuye de forma eficaz y segura a la pérdida de peso sin necesidad de pasar por quirófano.