Riesgo cardiovascular, aprendiendo a controlar los factores de riesgo
En el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular (14 de marzo) queremos hablar sobre los hábitos de prevención de una serie de enfermedades que son ya la principal causa de fallecimiento en todo el mundo. Según la OMS, en el año 2012 murieron 17,5 millones de personas en el mundo por esta causa, o sea, un 30% de las muertes registradas ese año.
Según las previsiones, las cifras subirán y, cara 2030, se prevé que la mortalidad anual alcance los 23 millones de personas, principalmente por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
En España, en 2016 la tasa de mortalidad por enfermedad cardiovascular fue del 29,17% y murieron 9.000 mujeres más que hombres (55.307 hombres frente a 64.417 mujeres), según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística el pasado 21 de diciembre. La buena noticia es que desde 2012, la tasa de mortalidad ha ido descendiendo en nuestro país, del 30,30% de 2012 hasta nuestros días. Pero sin embargo, estas cifras nos indican que queda mucho por hacer.
Es cierto que hay factores de riesgo que no podemos cambiar, como la edad, el sexo o la historia familiar, pero hoy quiero incidir en la importancia de prevenir los riesgos evitables que conducen a que podamos sufrir alguna de estas enfermedades, entre las que se engloban, junto a las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares, otras como la hipertensión, de ahí que sea importante vigilar y controlar la presión arterial.
Pautas para la prevención
Deje de fumar. Este hábito es, además de uno de los cancerígenos demostrados, una de las principales causas evitables de las enfermedades cardiovasculares. Tal y como indica la Fundación Española del Corazón, la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población.
Haga ejercicio. Entre los múltiples beneficios que aporta la práctica de una actividad física regular, eligiendo la más adecuada para nosotros en función de la forma física y la edad, está la posibilidad de poder controlar el estrés, el fortalecimiento del corazón, mantener a raya la presión arterial y bajar el colesterol, además de controlar nuestro peso evitando la obesidad. Por supuesto, esto debe ir acompañado, como veremos, de una dieta saludable.
Coma frutas y verduras. Ya lo hemos comentado en post anteriores, las frutas, verduras y hortalizas nos ayudan no solo a mantener un peso adecuado, también a controlar el colesterol y bajar la presión arterial. Un mínimo de tres piezas de frutas al día y dos o más raciones de verduras y hortalizas (una de ellas al menos en ensalada o crudas), son las adecuadas, según recomienda la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Además, incrementaremos el consumo de legumbres a lo largo de la semana (mínimo tres platos a los que no añadiremos grasas) y elegiremos el pescado y las carnes magras (pavo, pollo, conejo) frente a las carnes rojas, procesadas y embutidos, de las que minimizaremos su consumo. También debemos limitar las grasas saturadas, la sal, y aumentar los niveles de ácidos grasos Omega 3.
Reduzca el azúcar de la dieta. También de esto hemos hablado en otras ocasiones, y es que existen evidencias científicas de que su consumo excesivo es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, entre otras cuestiones, porque incrementa la grasa hepática.
Diabetes controlada. En el caso de los pacientes con diabetes, deberán mantener su enfermedad bajo control ya que esta patología duplica el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.
Limite el consumo de alcohol. Si se bebe alcohol siempre debe hacerse ocasionalmente y de forma moderada, ya que los estudios demuestran que beber en exceso en una sola ocasión o a largo plazo tiene consecuencias sobre la salud. Con respecto a la que hoy nos ocupa, puede producir una presión arterial elevada, además de cardiomiopatía y arritmias.
Recordar además que es necesario tener una buena higiene de sueño y dormir entre 7 y 9 horas, ya que no hacerlo aumenta el riesgo de padecer, además de obesidad y diabetes, hipertensión.
A mis alumnos de Fisiopatología Arterial de Terapia Ocupacional les aconsejo que tengan todo esto muy presente, amén de muchas otras pautas, ya que este área tiene como uno de sus objetivos mostrar al paciente afectado por enfermedad arterial aguda y/o crónica cambios del estilo de vida diario para lograr el beneficio óptimo en su futuro.