El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales, y solo en España se diagnostican alrededor de 25.000 nuevos casos al año, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer.

En sus etapas iniciales, las posibilidades de curación de estos cánceres son altísimas. De ahí la importancia que se ha dado a las campañas de diagnóstico precoz, donde la técnica más usada es la mamografía, prueba capaz de detectar lesiones en estadios muy incipientes de la enfermedad.

A este respecto, hay un problema que deben afrontar los expertos: combatir el sobrediagnóstico ligado al cribado en mama. Según un trabajo publicado en la revista Annals of Internal Medicine coordinado por Karsten Juhl Jorgensen, del Nordic Cochrane Centre, en el grupo de mujeres sometidas a cribado aumentó la detección de tumores no avanzados, conclusión fruto del análisis del cribado en Dinamarca estudiando datos de mujeres entre 34 y 80 años entre 1980 a 2010.

El problema que se deriva de esto es que a veces las mujeres son tratadas de forma innecesaria, un riesgo potencial que a día de hoy parece inevitable. Es el caso de mujeres con cánceres asintomáticos con tumores que o no están creciendo o lo hacen con tanta lentitud que nunca habrían causado problemas a la paciente en el transcurso de su vida. De hecho, algunos de los tumores detectados podrían hasta desaparecer espontáneamente sin tratamiento.

Estos son pues casos de sobretratamiento que pueden ocasionar perjuicios para la paciente por pérdida de órganos o segundos cánceres por radiación o quimioterapia, entre otros efectos, tal y como alertan desde el Instituto Nacional del Cáncer.

No se trata pues de no hacer mamografías, si no de usarlas más eficazmente. Recordemos que la recomendación actual general (no incluye a las mujeres de alto riesgo) es la realización de una mamografía de forma bienal en mujeres de entre 50 y 69 años basándose en la relación entre riesgos y beneficios. “En este grupo de edad, los numerosos estudios han demostrado que se puede adelantar el diagnóstico en 2-4 años, detectando tumores en estadios más precoces (menores de 1 cm. en más de la mitad de los casos y sin afectación axilar en más del 75%) y reduciendo la mortalidad causa específica en un 20%”, señala la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Además, los investigadores ya trabajan para concebir métodos más precisos de predicción del comportamiento de los cánceres detectados, para saber así cuáles necesitarán de tratamiento y cuáles deberán ser simplemente observados antes de ser tratados.

Prevención

Con todo, siempre debemos apuntar a todo aquello que podamos hacer para reducir el riesgo de padecer un cáncer y que, según las pautas del Código Europeo contra el Cáncer, son:

  • No fumar ni consumir tabaco de ningún tipo.
  • Hacer de la casa y del lugar de trabajo lugares sin humo.
  • Mantener un peso saludable.
  • Hacer ejercicio a diario y limitar el tiempo que pase sentado.
  • Mantener una dieta equilibrada rica en cereales integrales, legumbres, frutas y verduras. Limitar los alimentos hipercalóricos y el consumo de carne roja, y evitar las bebidas azucaradas y las carnes procesadas.
  • Evitar, o cuando menos limitar, las bebidas alcohólicas.
  • Cuidar la exposición solar y no usar cabinas de rayos UVA.
  • Protegerse de las sustancias cancerígenas.
  • Participar en programas de cribados del cáncer cuando se recomienden (como es el caso del de mama y el cervicouterino, en mujeres, y el colorrectal, en ambos sexos).
  • Exclusivamente para mujeres son las recomendaciones de que las madres amamanten al bebé, ya que la lactancia materna reduce el riesgo de padecer cáncer de mama, y limitar los tratamientos con terapia hormonal sustitutiva.