Hace unos días leía la noticia sobre un interesante estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que podría ayudar a luchar contra la resistencia a los antibióticos, una de las mayores amenazas para la salud mundial, tal y como ha señalado en diversas ocasiones la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El estudio, publicado en Environmental Microbiology, hablaba del descubrimiento de un insecticida natural producido por variedades silvestres de tomate llamado 2-tridecanona que “disminuye la capacidad infectiva de bacterias que interactúan con plantas, sin que esto afecte al crecimiento bacteriano”, según informaban desde el CSIC.

Los investigadores vieron que la aplicación de esta sustancia insecticida puede proteger a las plantas del desarrollo de enfermedades causadas por bacterias. Pero, ¿cómo afecta esto a la salud de los seres humanos?, se preguntarán.

Tal y como muy bien aclaraba la nota informativa del CSIC, una posible solución para combatir la aparición de bacterias resistentes a antibióticos es buscar compuestos que afecten a la virulencia de las bacterias patógenas sin alterar su crecimiento, lo que disminuye el riesgo de aparición de resistencias antimicrobianas. Y la 2-tridecanona cumple con estos dos requisitos: es un compuesto natural que reduce la virulencia sin afectar el crecimiento bacteriano.

Como afirmaba en la nota la investigadora María José Soto: “El compuesto podría ser utilizado para prevenir y controlar infecciones bacterianas perjudiciales para las plantas, y quizás también para los animales y el hombre. Esta sustancia limita el uso de antibióticos, con el correspondiente beneficio para la salud vegetal, humana y medioambiental”.

Un paso adelante a celebrar, sobre todo, en un momento en el que la resistencia a los antibióticos está aumentando a niveles que alertan a los expertos, ya que plantea problemas como la prolongación de las estancias hospitalarias y un aumento de la mortalidad.

Prevención

Como siempre aconsejamos, es mejor prevenir que curar. En este caso, la resistencia a los antibióticos se previene no automedicándose. Los antibióticos solo deben ser tomados cuando sean prescritos por un profesional sanitario.

Además, a la hora de tomarlos se deben seguir las pautas de utilización exactamente y dejar de consumirlos cuando su médico se lo indique. Y jamás se emplearán antibióticos que le hayan sobrado de otras ocasiones, ni recomendados por otras personas, por cuenta propia. Insisto, solo se tomarán antibióticos cuando su médico se lo prescriba. Tengan en cuenta que la resistencia a los antibióticos se acelera con el uso indebido y abusivo de estos fármacos.

Lavarse frecuentemente las manos, mantener las vacunas al día, elegir alimentos para cuya producción no se hayan utilizado antibióticos con el fin de estimular el crecimiento ni prevenir enfermedades en animales sanos, y preparar los alimentos en condiciones higiénicas son otras de las medidas de prevención propuestas por la OMS.

Recordamos en relación a la última pauta que las indicaciones dadas para este fin son:

  • Mantener la limpieza del área en el que se vaya a cocinar y comer.
  • Separar los alimentos crudos de los cocinados.
  • Cocinar los alimentos completamente.
  • Mantener los alimentos a temperaturas seguras y no romper la cadena de frío.
  • Usar agua y materias primas inocuas.